domingo, 12 de abril de 2009

NOSOTROS, QUE LA QUISIMOS TANTO

...a la Revolución. Así se llamaba la confesión y acto de contricción del amor muerto que a través del célebre Daniel Cohn-Bendit, Danny El Rojo (ya saben, todos somos judíos alemanes, bla, bla , bla, bla) hacían los personajes más notables de la insurrección de mayo del ´68, entrevistados por aquel. Unos, contritos, habían vuelto al redil, otros publicaban libros de gastronomía, algunos más habían hallado refugio en el misticismo. Hubo alguno y muy señero, que se hizo banquero, en el desconsuelo de haberla besado y luego verla partir sin remedio.
Otros, seguramente, la esperarán a ella, a la Revolución, a quien tanto quisieron, sentados en su banco, en Quito, en La Paz, en Asunción o en Caracas, y le sonreirán como se sonríe a aquella Penélope que cantó Serrat, con los ojos llenitos de ayer (no era así su cara ni su piel), tu no eres quien yo espero. A ellos, les regalo este poema de Ángel González, que tomé en préstamo desde de Prosemas o menos
Pétalo a pétalo, memorizó la rosa.
Pensó tanto en la rosa,
la aspiró tantas veces en su ensueño,
que cuando vio una rosa
verdadera
le dijo
desdeñoso,
volviéndole la espalda:
-mentirosa.
Con afecto, con cariño, de parte de todos los que la queremos tanto y por eso la cultivamos. A la rosa. A la Revolución.

3 comentarios:

Druida de noche dijo...

La revolución es una mujer esquiva. Se deja tocar pero no poseer. Es por eso que es momento, un sitio, una victoria, pero luego, luego es difícil que se quede en nuestra cama, con nosotros. Entonces los hombres y mujeres más posesivos terminan sometiéndola a empleada doméstica, y la van pudriendo y la atorando de tareas que una revolución no admitiría nunca. Y fracasan.

La revolución es flujo y en ese flujo nosotros somos nada.

Nina de Quito dijo...

Quizás ocurre como en el poema que nos regalas: nadie ha conocido a la verdadera rosa (Revolución) todavía. Quizás ya hasta la habremos rechazado alguna vez cuando su perfume nos atrajo a una rosa que miramos con desprecio. ¿O será que tememos pincharnos con sus espinas...?
Vas definiendo más tu estilo en los últimos 2 días de blog, Manuel, y me gusta mucho.

Gabipallares dijo...

La Revolución está adelante, es como la zanahoria del burro, nunca se alcanza, si la podemos alcanzar o la dejamos atrás ya no es la misma Rosa. Ya es una Rosa muerta y aplastada. Manuelito, te has inspirado.