jueves, 28 de mayo de 2009

TERAPIA DE SHOCK

Miró las estrellas recién anochecidas con la certeza de que por última vez, su ansiedad crónica convertiría ese cielo en una cárcel. Cinco veces su sueldo de gerente por el programa premium de reimplantación de personalidad, debería significar que una nueva y estupenda vida estaba a escasas horas de comenzar. Esa misma noche se soñó hundido hasta la cintura en un rio tibio que le empapaba el casimir gris del traje, sus mocasines de cuero hundiéndose sin remedio en el cieno del fondo. El ataque del caimán flotando a pocos metros, con los ojos fijos sobre su cuerpo convulso por la desesperación le hizo sacudir el pie derecho con violencia. Despertó sobresaltado y ansioso justo antes de recibir la mordida.

Entró a la oficina de Mindscape Inc., fresco aún el cuerpo recién bañado, afeitado a ras el rostro. Una tensión sorda, casi familiar eclipsò el incipiente optimismo. Lo último que pudo recordar fue a los dos hombres fornidos vestidos de aséptico blanco inmovilizándolo sobre una camilla. Cuando despertó, - talvez han pasado tres o cuatro días pensó -, sus recuerdos eran cortos e inciertos: destellos sobreexpuestos de correas alrededor de su cuerpo, imágenes con flash de conos de cartón forrando sus dedos, una luz permanente e insoportable interrumpiendo su sueño con espasmos blancos, las picanas eléctricas sobre el cuerpo y la cabeza. Nunca supo si lo soñó o lo imaginó, pero el alivio de no ser capaz ahora de sentir la mínima ansiedad se convirtió en la única sensación posible.

Durmió como no lo hacía desde sus tiempos de universidad. Soñó nítidamente con una serpiente de rombos rojizos sobre el lomo, sibilante entre la arena de un desierto casi en llamas. La vigilia no alcanzó a salvarlo esta vez y el doble aguijonazo en la pantorrilla lo despertó a mitad del espanto de la huída y lo arrojó con delicadeza a una vigilia mansa, algodonosa y feliz, que no menguó en toda la mañana a pesar de los informes contables, la reunión de directorio, los cerros de documentos, y un cheque sin fondos.


Salió de la oficina más temprano que lo habitual. Cuando Raquel subió al automóvil, seis minutos después, el olor a perfume convirtió en espléndida aquella primera tarde del verano. El cuerpo de mujer que iba liberando la escasa ropa al caer al piso le llevó desde la calma hacia una especie de dicha que nunca hasta entonces recordaba haber sentido. Dejó caer el pantalón sobre el sillón de microfibra roja, se sentó en el borde de la cama para sacarse los calcetines y en el preciso instante en que una ráfaga de pánico subió por su espalda, alcanzó a ver la piel tirante y amoratada, con dos rubíes de sangre espesa y seca ën mitad de la pantorrilla, mientras Raquel, le decía con voz dulce

-Mi vida, llenaste de lodo tus zapatos favoritos-.


2 comentarios:

margot.carrera@todomadera.ec dijo...

Hola primito,hoy amaneci tonta no entendi tu escrito...

Niña Gracielita dijo...

A mi también se me hizo difícil de entender, a la segunda lo decifré.
saludos