- hermano, lamento decirte que hemos decidido pedirte que dejes la banda
El cantante sonrió casi con afecto, desenchufó el micrófono de la consola, enrolló el cable cuidadosamente, limpió con un paño verde la Hohner Blues Band y la guardó en el bolsillo izquierdo de la camisa. Bajó las gradas, acarició por última vez al perro del garage y salió a la calle. La noche, mascota colosal de los dioses, lo mordió juguetona. Abrió la alcantarilla y siendo el octavo día, descendió a los infiernos cantando.
El conductor de un camión que pasaba aseguró a la patrulla policial que de la alcantarilla salía en perfecto estéreo, un estribillo que decía:
Jai guru deva om
Nothing's gonna change my world
Nothing's gonna change my world...
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