sábado, 23 de octubre de 2010

sábado, 25 de septiembre de 2010

BLEED LIKE ME

Tiene una bala en la nuca y ha perdido abundante plasma y sangre, pero no la conciencia. Sé que el torniquete que intenté no podrá contener mucho tiempo más la hemorragia. Con su último aliento se ha aferrado a mi espalda para no caer de la moto en que llegamos urgidos por su agonía. Un hombre y una mujer lo han ayudado a bajar y lo colocan rápida pero cuidadosamente en una camilla. A falta de quirófano, se han apañado para atenderlo en una mesa larga, forrada de metacrilato. Deben ser ocho o nueve pero parecen una nube de manos y brazos atendiéndolo. Alguien ha extraído la bala, otros aflojan botones y cinturón y lo desvisten. Las mujeres que parecen más experimentadas, le limpian la sangre y toman sus signos vitales. -No es grave dice el más alto de todos, mientras contengo las lágrimas. No se preocupe, el especialista no tarda en llegar, comenta una mujer de ojos verdes. Salgo tembloroso a fumar tras la puerta y veo acercarse a un hombre con gafas cruzando la plaza a grandes trancos, mientras con movimientos seguros se va quitando de encima la mochila. Debe ser él, me digo esperanzado. Dos detectives muy jóvenes me preguntan quién ha sido, cómo sucedió, cuál es el móvil y yo solo intento una hilera de respuestas confusas que no terminan de convencerlos. Una mujer delgada y despreocupada me ofrece una cajetilla de cigarrillos, mientras tras la vidriera me crispa el horror al ver cómo el especialista saca del esterilizador una daga, luego un puñal, más adelante un alfanje y finalmente una enorme katana japonesa. Estoy paralizado pero siento el corazón saliéndose a vuelcos de mi pecho. La mujer del cigarrillo me detiene con las manos en el pecho y me tranquiliza:
- Tranquilo. Hemos salido muy bien de cosas mucho más graves
El especialista y sus asistentes están agachados sobre el herido y aunque quiero no perder detalle, las espaldas del gentío sólo dejan ver los destellos de metales afilados que se baten bajo la lámpara amarillenta. La mujer del cigarrillo me sonríe mientras yo, de puntillas me afano por ver algo tras el ventanal y me dice a la cara:
– en serio man, tranquilízate. El especialista sabe lo que hace.
Cuento cómo vuelan una, dos, tres horas y por fin un muchacho de cejas espesas sale a la puerta: - Pasa por favor- . Me cuentan cómo han cortado el tejido muerto y como han desinfectado las heridas y las han suturado. Respiro profundo al verlo descansar apacible y fuera de peligro. Al salir alcanzo a ver bajo la mesa pedazos inútiles de escayola y esparadrapos totalmente empapados en tinta. El especialista disfruta mientras limpia con prolijidad y papel, su instrumental. Se da vuelta despacio y sonríe con boca y ojos mientras me conforta con varias palmadas en el hombro, al tiempo que explica:
- Bien…, aunque estuvo cerca, te aseguro que tu cuento vivirá.

viernes, 18 de junio de 2010

POBLACIÓN DE UNA GOTA DE AGUA

Gota, en camino al grano
de arcilla terminal,
el revés de tu mano

Quirúrgica, orbital tu vida
Población de gota de agua
Atenas, un charco,
El cosmos un botellón,
gota de agua

Centurias de ti
entre el alero y la calle
población, gota de agua viajera
de tu clavícula al vientre:
La Odisea,
gota

Quién la deslumbrante
Quién el sabio en tu coloide secular
Gota poblada de habitantes
Agua, estrategia de la esfera
Agua, gota, agua

viernes, 5 de marzo de 2010

UNA NOCHE CON SISTER MORFINA


El lunes, que había amanecido insípido y lleno de dudas, amenazaba con terminar dolorosamente hardcore, con tendencia a la baja y repleto de certezas afiladas. Beto, armado de minuciosidad, paciencia, sangre fría y software gratis había confirmado con abrumadora evidencia, el romance de su mejor amigo y su mejor amante a las 20:30. Los había confrontado a cada uno por separado -a ella a las 21:40, a él pasadas las 11 de la noche- y después de preguntas, repreguntas, y evidencia en formato digital, había arrancado las confesiones de ambos. El sabor amargo del paladar, el intenso tufo de los treinta y siete marlboros en línea y la sangre medio curtida de adrenalida y rabia (sírvase frío) hacían el cierre de su campaña de dos días de investigaciones que se consagraban en un viaje personal al infierno en solitario y sin oxígeno.

Sacó el viejo Toyota del garage, juntando su tos a los estertores tuberculosos del auto. Recorrió en vano, y midiendo cada paso, los bares en que algún amigo podría estar esperándolo sin saber, cerveza de por medio. Pero nadie sale los lunes, ni siquiera los martes o los miércoles, cuando estás la tristeza te ha dejado herido de muerte. Fue al cajero, retiró los últimos doscientos dólares de la quincena y puso proa al norte, rumbo a Pigalle Nights, con el ánimo de quien espera colonizar El Dorado. Entró directamente al baño, se humedeció el pelo y lo echó hacia atrás. Metió la camisa dentro del pantalón y acomodó su paquete para hacerlo lucir más voluminoso, gesto inútil en la barra de un bar de reputación como el Pigalle, donde resultaba más estimulante el tamaño de la cartera. Encendió otro cigarrillo y la bocanada profunda repletó los alveolos de nicotina, neón y algunas lentejuelas rojas del escote de la rubia que dijo llamarse Claudia. Se apoyó en la barra y canjeó el ticket por dos Absolut con jugo de naranja que sabían a pólvora amarga con matarratas. Ella dijo que era de Pereira y el le dijo que era escritor. Mintieron por media hora más, entre caricias y palabras que sonaban a coro de querubines punk. Ella simulando credulidad y amor, el ofreciéndole el papel estelar en la siguiente novela y una vida de devoción, si la musa aceptaba escapar a México a la mañana siguiente con él. La habitación a la que subieron era más bien lujosa y decorada con cierto gusto a revista del corazón. Entre ropas que caían y un deslave de manos y labios desbocados, Beto preguntó:

-¿Cuál es tu nombre verdadero Claudia?
- Sister Morfina, mi amor, pero no le digas a nadie

Amó a Claudia en cuerpo y alma durante la primera hora, luego le hizo el amor la segunda y se la folló a secas la tercera, mientras el cuenta kilómetros se aproximaba a los ciento sesenta dólares. Meditó, con el último cigarrillo, que quizá esa seguidilla era el orden evolutivo del amor en el mundo de los vivos, y que si dividía en cuatro los años de matrimonio con Stephanie, la secuencia era matemáticamente la misma, aunque la consecuencia fuera desigual.

Pensó, sonriendo de lado, que acababa de vivir los doscientos mejores dólares de su vida, sin contar las pildoritas de speed - cortesía de la casa- que Sister le había puesto bajo la lengua y que le habían revelado como en una epifanía, que la felicidad era solo cuestión del químico adecuado, en el momento preciso, bajo condiciones estándar de temperatura y humedad, oh Claudia.

Al salir, se alborotó el cabello, cerró el zipper de la chaqueta hasta el cuello, hizo toser al Toyota, y se dijo:

- buen título para un cuento: Una noche con Sister Morfina.

jueves, 25 de febrero de 2010

EL REGRESO O MAMI YA NO CREO EN NADA O LO QUE ES LO MISMO, OCUPEN SU LOCALIDAD

Un blog es un circo. Los payasos hacen maromas, la mujer barbuda hace malabares, el enano recepcionista echa bromas pesadas. El fortachón del mostacho carga quinientos kilos y los trapecistas flotan tomados de las yemas. Pues bien, los payasos perdieron su charm y se agriaron, la mujer barbuda se sometió al láser, el enano entró a tratamiento tiroideo, el fortachón se travistió y pasa fríos en la calle Calama, los trapecistas tomaron san pedrito y se reventaron en el piso y las musas, las peores de todas, se hicieron putas y luego de montar una bien armada red de tráfico de metanfetamina, se fueron a inspirar a un blogger adicto al fútb0l. Así que he liquidado a toda esta bola de traidores e hijos de puta siniestros y faltos de oficio, y la depuración casi me ha costado el pellejo, pero i´m fucking back, por un largo rato más.

Así que con el flaco Sabina, que fue el único que nunca me dejó, les decimos:

Ocupen su localidad y presten todos atención
a punto está de levantarse el telón.
Aprenderán aquí todos los misterios del amor
con el señor Casanova y su eyaculación precoz.
Perversas vírgenes rubias se masturban para usted
mientras sus gordas madrastras les preparan de beber.
También contamos con la inestimable participación
del enano de la Orquesta Mondragón.
Hermosos jóvenes nazis bailarán un rock and roll
con un famoso travesti capitán de la legión.
Más tarde alguna muñeca toda vestida de azul
se quita su camisita y su breve canesú.
También contamos con la inestimable participación
de Ivonne de Carlo y Jack "el destripador".
El joven marqués de Sade actuará a continuación
sodomizando a una monja del sagrado corazón.
El conde Drácula chupa sangre de un espectador
cuando se escuchan disparos y muere el apuntador.
Ocupen su localidad y presten todos atención
a punto está de levantarse el telón.