miércoles, 30 de septiembre de 2009

DE CHACALES Y CORDEROS


En el Chile de Pinochet se reconocen alrededor de 3500 detenidos - desaparecidos. En la Argentina de los Generales, la cifra sube a 35000. En la Guatemala de entre los 50 y los 90, los bandos reconocen entre 250.000 y 300.000 personas asesinadas, masacradas y desaparecidas. Uno de los más notorios represores, el General Efraín Rios Montt arrasó 440 aldeas enteras, con todos sus habitantes, en más de 600 masacres absolutamente documentadas mientras practicaba las formas más horrendas y estremecedoras de crueldad que recuerde la historia del género humano. El general ahora es congresista electo, lo que le garantiza inmunidad y pervivencia de su cacicazgo infame y su tutelaje sobre la pírrica democracia chapina. En muchas de las aldeas masacradas, el general obtuvo, años más tarde, notorias victorias electorales. Con un índice de analfabetismo del 31.7%, Guatemala lidera tristemente al continente, solo un poco detrás de Haití. En una de las aldeas borradas del mapamundi por éste tristemente célebre delincuente de clase mundial, obtuvo una victoria de más del 50% de votos válidos.
- Si a mi los indios me adoran- dijo el general a la prensa.

Lo que omitió decir el general, es que sus activistas de campaña habían ido a hablar con los indígenas, sin ningún tipo de insignia o bandera que los identificara como mercenarios del FRG, el partido de Ríos Montt, y les habían dicho lo que repitieron en toda la república:

-Ustedes odian al General. Cuando tengan la papeleta en sus manos, táchenle la cara para que se sepa que no quieren que regrese.

Una vecina de la aldea ""Las RR" , que perdió a sus amigos y familiares en una matanza dice al ver que se están encontrando las fosas comunes y se hace antropología forense sobre los restos de sus muertos:

"Estoy admirada cuando veo que están excavando el pozo, porque pensábamos que la vida de nosotros no valía nada. Sentíamos que éramos animales y que con sólo hablar nos vendrían a matar. Bastante gente tiene miedo todavía. Pero ahora nos queda el aliento de que hay alguien que se acuerda de nosotros. A mí ya no me importa lo que me pase ahora si la verdad se dice". A mi tampoco.

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